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martes, 26 de noviembre de 2013

La Vida Pasa _a Paloma_

Los Relojes Blandos de Salvador Dalí



Hoy me desperté con esta frase en la cabeza. En la ducha no podía dejar de repetirla, incluso la tarareé. La vida pasa, la vida pasa. Supongo que fue a raíz de una conversación telefónica que tuve ayer con Paloma, una amiga, muy querida y admirada, de toda la vida que vive en Madrid. Aquí seguimos con 40 y muchos hablando de nuestros hijos, riendo a carcajadas y llorando lo que hay que llorar. Seguimos en pie como auténticas. Así somos las mujeres que no nos dejamos intimidar por las arrugas, por la acidez de estómago o por una celulitis resistente a la bici.  N0.   Hemos fracasado en algunos amores, bueno hemos aprendido a mejorar con amores fallidos.  Hemos bebido tequila en una mexicano en el Madrid de los Austrias a las 12 de la noche y se nos han ido las manos al paquete de un recién conocido. Hemos llamado tres veces seguidas a un número, plagiando al gran Gila, para preguntar por un tal Tiburcio, y al final, cuando nos hemos hecho pasar por el Tiburcio nos han mandado al carajo.  Hemos aprendido, ella gallego, y yo castellano en las escaleras de mi casa materna con tan solo 3 y 5 años y aquí seguimos. Regias, madres, ella esposa, yo esposada al recuerdo latente de un gran amor futuro   y pasa la vida y seguimos siendo primas adoptivas porque cuando hay una base fuerte no importan los años, la distancia, las arrugas en la amistad. Importa que seguimos vivas, guapas por dentro y rotundas por fuera.  

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