Corre el agua caliente por las piernas hasta los pies, por el vientre, los senos, por la espalda... Una esponja rosa pomposa en las manos. Mirada espontánea a la barra donde cuelga la ducha, caramba!, pasaron 17 años desde que se hizo este baño y hoy descubro una percha para la pomposa y a diario colgándola en el pico de una paloma de cerámica con versos de la amada Rosalía. Por fin encontró su sitio y el ave liberó su pico. Sonrío... Y Canto...
Descubrir, aunque sea una percha menuda, siempre es maravilloso. A Jason Mraz lo descubrí a través de Mario, uno de mis hijos, hace ya. Fantástico!¡ Os dejo un vídeo para acompañar el café: y un abrazo por estar siempre ahí
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