Cabo Silleiro |
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A menudo hago rutas en bici bordeando el mar... Ayer fui hasta la zona de mar abierto a un rincón especial, con poca gente, me apeteció intimidad y leer y escribirte mirando el océano, hacerte preguntas... Por qué algunas personas que dicen quererme no aceptan a la creadora que hay en mí? Por qué sólo sus gestos se abren a mí cuando actúo a su imagen y semejanza? Por qué no les gusta escucharme reír con lo mío? Por qué no respetan mis sentimientos más hondos? No sé si conoces el cuento del zigoto
equivocado... Ahí están las respuestas, creo; bueno, la respuesta, es la misma para todas.
Tú sabes bien que nunca me rendiré, ni atada de
pies y manos, ni amordazada... (texto del original omitido)
Y, sabes, no me merezco su desprecio, porque soy muy generosa con los sueños de los demás, siempre les empujo
a lograrlos y les ayudo en la medida que puedo. Entonces, eso de que cada uno
tiene lo que se merece es una mierda en la punta de un guizo, y si no que se lo
digan a los niños que se mueren de hambre y sed, que tienen lo que se merecen... Cuántas expresiones, verbos, han de cambiar su concepto, su significado... Cuántas cosas han de desaparecer, extinguirse, en esta evolución a la luz...
...Y yo
también me muero de otra hambre... Y de otra sed...
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