Quizá esté mejor visto decir que tenemos muchos
más amigos que enemigos, sin embargo Irene siempre habla con afán y estima de
sus adversarios. A los amigos los cuento
con los dedos de una mano y me sobran varios, a los enemigos no me llegan los
dedos de pies y manos, y más que tuviera. Es un gusto escucharla decir que
gracias a ellos es lo que es, casi nadie me enseñó tanto. Hoy en día les
respeto y admiro profundo y creo que ellos a mí también, al menos los viejos rivales, amores obsesivos y apasionados, colegas recalcitrantes y envidiosos, compañeros de trabajo
competitivos a muerte... ... ...
Es más cuando les escribo un correo, nota, carta, encabezo:
Querido Enemigo: Y es tal cual, les quiero.
Querido Enemigo: Y es tal cual, les quiero.
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