Es imposible que se dé el amor físico y
duradero si no aceptamos la parte fea del otro y la amamos. Un porcentaje alto de
las relaciones fracasan o estallan en infidelidades y deslealtad porque no queremos
enfrentarnos a lo escabroso de la vida en el otro.
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Una vez, antes de este amor del bueno que
comparto con Gerardo, conocí a un hijo de la gran madre y me convertí en su
esposa y en la mamá de sus tres hijos. Claro que por entonces yo no era menos
hija de... Y también me convertí en la madre de mis tres hijos. Al
principio, los siete primeros meses, no más, sentí que era el hombre más
maravilloso y más guapo que había sobre la faz de la tierra, para mí lo era, y eso era suficiente. A los ocho meses ya estaba preñada de nuestra primera hija y ahí empezó todo. Un sin vivir. Él, lo
que más amaba era follar, escuchar a su ego machista y soberbio y leer libros mediocres de auto ayuda , de auto complacencia, diría, mejor. Claro que yo tardé dos hijos varones más en darme cuenta que este profesor de universidad cojeaba de tantos pies y lo disimulaba tan bien con su vocación de profeta de almas perdidas y féminas que me ha costado un cuarto de siglo liberarme. Responsabilidad mía, desde luego.
No le gustaba follar con cualquiera que llevara faldas, era
selectivo, pero aun así, las amantes no le duraban más de unos meses. Mas que salvadas, las dejaba destrozadas, como dije, elegía bien y, por lo general, eran mujeres con bondad, guapas.
...Yo
tampoco puedo decir que le fuera siempre fiel y leal...
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