Cepas de la Casiña
(foto de Noel Gualix)
Ya estamos todos los que somos. El caos se ha adueñado de la casa. Bolsos, mochilas, zapatos gordos, perro, tropiezan con nosotros. Patronçito! Se escucha en la parte de en medio. Inconfundible la voz de Mariano, un primo que llegó de las américas hace años a hacer las europas y se unió al clan del talante pausado del jefe. El patrón, con su hacer, nos reafirma sin querer, o queriendo, en las raíces, esas que nunca has de olvidar porque si no te encontrarás perdido. Nos hace recuperar la inocencia de un ayer que hoy se vuelve más inocente, si cabe.
Son
las 7. Me pide un café mi reloj. Él no se despierta sin la cafeína
y yo le sigo el vicio. Me cuelo entre el bate, bate, de la jefa y a
hurtadillas no escondidas logró prepararme uno. Ella, para no perder
la costumbre del habla, no para de decir. Quieres tostadas de
chapata, pastas de mantequilla que vinieron de Asturias, bica que
trajo la abuela, bizcocho que hice ayer? Mamá, quiero un café,
ahora cojo yo lo que vea... Ah, también tienes estas galletas de
canela que te tanto te gustan. Buff. Cómo voy queriendo a esta
mujer que tanto me alimenta y tanto me agota. Su agotar en mí en su
no morir en ella.
Poco
a poco se va desperezando la tropa procurando no colisionar con el
barullo... Y, bien desayunados, cada cual se va para las viñas como
le place. Los más enxebres1 lo
hacemos en piernas, como antaño, saludando sin cambiar la marcha a
los vecinos de paso, los demás tienen a elegir entre el tractor, la
berlina, la bicicleta, la furgoneta...
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| De derecha a izquierda, Juan, Beatriz, Sabela, Mario, Mariano, el tractor de Toño, Artemia, casa materna |
Y en un ratito nos vemos en las viñas ataviados con el glamour de un armario de remendadas, dadas de sí y ancianas vestimentas, aunque siempre hay alguien que se pone el penúltimo chándal de moda, hecho en china. Beatriz, hermana, con su moño encintado creando tendencia le da el toque fashion a la cuadrilla.
A
nuestras rodillas, o muslos, las de estatura escasa, están
majestuosas las primeras cepas. Nos saludan con tanta reverencia que
se me antoja un gesto sagrado. Solemos empezar por la Casiña,
una de las viñas viejas, las que más amo, las que me traen
recuerdos tan hondos que apenas puedo digerir sin que llueva en mis
mejillas. Este año están a rebosar. Da gusto verlas y comerlas. Y
mientras saboreo un bago2 se cuela
en mi mente presente la imagen de una mirada atenta y henchida de admiración a Paco, abuelo
materno, tan añorado, pesando las uvas con la romana hace más de
cuarenta años.
Eu queríame
casare/ miña nai non teño roupa/ eu queríame casare/ miña nai non
teño roupa/ casa miña filla casa/ que unha perna tapa a outra...3 Suena el primer cantar del repertorio. Todos seguimos como
sabemos. Aquí el coro se compensa y descompensa con los ruidos de
una naturaleza casi plena de vida. Los cestos se van llenando a
ritmo de las cantigas y sin darnos cuenta la sonrisa va ocupando el
puesto del frunce matutino. A los cantos y a las sonrisas les van
tomando el puesto las risas, las carcajadas, los comentarios jocosos.
Y se siguen llenando los cestos de mencía, de godello, de
treixadura, de alicante, de náparo, distintas clases de uva negra y
blanca que harán un vino digno de un banquete de dioses y diosas.
Los
más fuertes físicamente, Juan, cuñado, Noel, hijo, los dos
herederos del puesto de mando, y algunas mujeres de brazo bizarro,
solemos ocuparnos de acarrear con ellos hasta las rodeiras4
donde se recogen con el tractor de Toño.
Después
de esta explosión matutina se van arrimando las conversaciones.
Política. Fútbol. Cosechas anteriores. Política. Bo, que no baje
la alegría, volvamos a cantar. Fútbol. No! Sigamos cantando.
Raquel se empeña en ello y casi se queda sola y a capela.
Una
paradita para comer una pavía deliciosa y estirar un poco. Los
riñones ya no son los de los 9 años cuando el deslome no tenía
cabida en aquella flexibilidad salvaje. Surcos y más surcos se van
vaciando a manos de Milagros, abuela paterna, que ahí sigue en pie
como una auténtica, de Artemia, tía, la más cantarina de todos,
Pepita, prima, Mari, consuegra de los jefes, Mario, hijo, que este
año se hizo el remolón a cuenta de un deber que tenía para el
lunes, la lectura de o lápis do carpinteiro5.
Y se añoran las manos grabadas a fuego de trabajo y más
trabajo, tan queridas, y que ya perecieron, las manos de Celso,
abuelo paterno, de Paco, de María, abuela materna, las manos de
Laura, tía abuela.
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| Doña Elena, Beatriz, Mari, Pepe y Juan, al fondo, Mariano, Noel, Milagros, Artemia, Sabela |
Y
llega la hora de la comida. Doña Elena, la jefa, se las apaña más
que bien para llenar una mesa grande de viandas abundantes y ricas.
Comida hecha a mano. De la que alimenta el cuerpo y el alma porque
está cocinada con el carácter de muchas generaciones de pura cepa,
con la energía de la comunión con la naturaleza. Ese vigor que te
recorre de pies a cabeza llevando un escalofrío de los buenos.
Distintas
empanadas del horno de Castrelo do Val, carnes de las montañas y valle de Monterrey, pimientos,
tomates, lechugas, patatas, de la huerta de Gondulfes, pescados traídos del mercado de abastos de las Traviesas de Vigo, llenan de color y sabor la porcelana y nuestras bocas y estómagos de
calidad.
No
hay tiempo para reposar más que el tiempo del café de puchero que
ayuda a templar el mencía y el godello, y un licor café bordado
con las manos del patrón que da alegría a los ánimos dispuestos a
seguir vaciando los surcos aún llenos, antes del ocaso. Por la
tarde casi no hay cantos, ni conversaciones en grupo. Todo se torna
más íntimo, más de tú a tú, y de tú a uva. El patroncito
deja caer su silencio de cuando en vez por los surcos, eso sí, de
vez en cuando suelta una de sus frases heredadas de la retahíla del
abuelo Celso. Este 2013, debido a que a la uva estaba muy madura, la
oración cumbre fue, qué desbagamento6.
Un
alto en el bar de Lucho para mojar la sed y echar unas risas
y, de vuelta en la bodega,
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| Noel, Juan, Mario, Sabela, Mariano, Raquel |
y, de vuelta en la bodega,
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| Pepe, el patroncito, en su enxebre y amada bodega |
ya con la noche encima sembrada de estrellas, llega el momento más surrealista de la jornada. Sólo falta el ojo de la cámara al fondo, el espíritu Buñuel nos acompaña, y en un hacer mágico se escucha el clac de la plaqueta, silencio!, se rueda, toma 1. En escena la prensadora y alrededor cada cual en su papel, unos vacían los cestos en ella, otros van empujando las uvas, otros van retirando el bagazo con la horquilla y , con una luz especial, resaltando en la toma, Pepe, el patrón, se hace con su papel honrando a un guión excelso, digno de una concha de plata. A cámara lenta rescata una uva dañada antes de ser estrujada camino al lagar y uno a uno a la luz de una bombilla va quitando los bagos secos. El resto, después de un silencio pasmado, irrumpimos en una carcajada unísona que resuena en la bóveda celeste y despierta a Baco y a todos nuestros antepasados que no se pueden resistir a juntarse y a dar lumbre a la noche con esta plantilla de trabajadores feitos a man7.
octubre
2013, sabela gondulfes
1._Enxebre:
auténtico, genuino, puro.
2._Bago:
cada una de las uvas de un racimo.
3._Eu
queríame casare/ miña nai non teño roupa/ eu queríame casare/
miña nai non teño roupa/ casa miña filla casa/ que unha perna tapa
a outra// Yo me quería casar/ madre, mía, no tengo ropa/ Yo
me quería casar/ madre, mía, no tengo ropa/ casa hija mía casa/
que una pierna tapa la otra. Cantar popular gallego, que con la
traducción se estropea, como suele pasar.
4._Rodeira:
el camino que rodea las viñas.
5._O
lápis do carpinteiro: el lápiz del carpintero, libro de Manuel Rivas.
6._Desbagamento:
las uvas que se derraman por el suelo.
7._Feitos
a man: hechos a mano.
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Fotos de la vendimia 2013 hechas por Raquel Gamallo Rivero con el móvil:
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Fotos de la vendimia 2013 hechas por Raquel Gamallo Rivero con el móvil:
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| Cepa de la Casiña Nueva |
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| Cepa de la Casiña Vieja |
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| Pepe, el patrón, en la rodeira de la Casiña Vieja |
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| Doña Elena, Sabela, Mariano en la Casiña Vieja |
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| Beatriz y su moño en la Casiña Nueva |
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| Casiña Nueva |
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| Raquel con un pendiente de mencía |
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| Milagros, Artemia y Sabela en la Casiña Vieja |
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| Juan, Noel , Mariano y las uvas |
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| La bodega del patroncito |
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| El lagar |
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| Sacando el godello del lagar |
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| Los depósitos nuevos llegados de Portugal |
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| Doña Elena en la terraza, Sabela y Toño |
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| Milagros y Sabela y la Cesta de Uvas de la Parra |




















Me encanta, la maravillosa unión de la persona y la naturaleza que nos remonta a los siglos de armonía entre ambas, cuando ni los humos ni los ruidos irrumpían en nuestras vidas...Agradecida de haber compartido esta experiencia contigo!
ResponderEliminarBuena unión... Hice una selección rápida de las fotos que enviaste y las adjunte, de a poco iré "destilando" la entrada... Gracias a ti*
EliminarMe ha encatado!!!!
ResponderEliminarLo comparto en Facebook!
https://www.facebook.com/tuminidjs/posts/10151927760963205?notif_t=like
Bicoss!!!
NETE
Muchas Gracias, Nete*
EliminarTe llamé Juan pq sabes que me gusta más y también pq va a salir publicado en breve y me parecía más literario el nombre. Si prefieres que lo cambie en el blog y ponga Nete, dime, por fa!
Un beso grande
Qué va!! Sabes que prefiero Juan.
EliminarFirmé Nete porque no sabía si ponía mi nombre en el comentario, pero veo que sí sale... jejeje.
Bicos!!!