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jueves, 18 de octubre de 2012

lamentos~decisiones~acciones

Hay personas que pasan la vida lamentándose. Que si la persona con la que comparten la vida no les hace feliz. Que si el trabajo les agobia. Que si no tienen tiempo para sus cosas. Pasan años y años en medio de lamentos y no hacen nada definitivo por cambiar las cosas. Quizá en lugar de lamentarse uno ha de quedarse a solas consigo mismo y pensar bien si ama o no ama a quien tiene al lado. A lo mejor no es que la otra persona no nos haga felices, a lo peor es que somos nosotros los insatisfechos y amargados, y proyectamos en ella nuestra amargura. Sentir realmente si la amamos o no.  Analizar con cautela los pros y los contras del trabajo que tienes y ser consciente que sin trabajar no se puede uno plantear la vida, salvo que te toque la lotería, o heredes de un tío millonario que ni sabías que existía...  Una vez que se tiene bien claro todo hay que tomar decisiones rotundas y tras ellas las acciones pertinentes. Quizá solo tienes que cambiar de actitud ante tu pareja y ante tu trabajo. En lugar de invertir tiempo en quejas, invertir tiempo en comprender y mimar a la persona que tienes al lado, empatizar con ella. En lugar de malgastar horas de curro maldiciendo, pues idear formas para llevarlo de forma más amena. Recuerdo un amigo que tenía un café y le gustaba el arte. Estaba un poco hasta las narices de servir cafés y tés y de no poder desarrollar la pintura, una de sus pasiones. Un día hablando le comenté porqué no reconviertes tu café en un espacio de arte también. Que tus clientes que pintan hagan aquí sus exposiciones en las paredes, haz tertulias, incluso puedes dedicar algún día a la semana de poco trabajo a organizar pequeños talleres por las tardes. Su respuesta fue buff. Le dije no vuelvas a quejarte delante mía sobre este tema. Me callé y no volví a hablarle del asunto. Pasadas unas semanas, una tarde tomando un café allí con él,  me dice, tú querrías hacer algún taller aquí de escritura creativa. Hicimos un taller maravilloso aquella temporada con cinco personas más.  Ahora sigue con  exposiciones y montando talleres.  En mi caso me di cuenta hace muchos años que la persona con la que me acostaba y me levantaba no tenía nada que ver conmigo ya a nivel íntimo y uno de los días más resolutivos de mi vida decidí que se había acabado. Fue muy difícil, entre otras cosas porque teníamos y tenemos dos hijos en común. Sin embargo fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, no solo por mí, también por los hijos, ellos necesitan ver padres felices, no amargados.  No he vuelto a tener pareja salvo una temporada corta. Siento que mi vida es escasa en ese sentido y echo de menos todo eso que se echa de menos de la intimidad con tu chico, y cada día más. Eso sí, aprendí que la pareja es para añadir no para restar, y que solo volveré a compartir mi vida con alguien cuando encuentre al hombre que sume y sume a mi crecimiento. Y lo más importante que sume yo al suyo.

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